Bodegueros dominicanos temen crisis obligue a cerrar sus puertas en Filadelfia

Las ventas bajaron drásticamente a raíz del brote de coronavirus en la ciudad


Fuente Externa/Google Earth/Social Media

En la esquina noroeste de la calle 22 y la avenida Lehigh clientes entraban de cinco en cinco a la bodega Jesús Grocery el pasado viernes al mediodía.

Algunos se apresuraban para utilizar el cajero automático antes de tomar un autobús de SEPTA o esperaban para pagar por cheesesteaks, papas fritas y otros alimentos preparados en la tienda de comestibles. Otros tantos compraron productos de limpieza y papel higiénico.

Francisco Peralta, de 45 años, es el dueño del negocio que ha estado sirviendo a una comunidad mayormente afroamericana en el norte de Filadelfia durante los últimos cuatro años. Dijo que la enérgica actividad comercial del viernes fue la primera vez que presenciaba tal movimiento económico en los últimos días.

“O les pagaron [a los visitantes] o el clima les parece bueno [para salir], pero si la cosa sigue como hemos visto, tendré que cerrar la bodega en dos semanas”, dijo Peralta sobre la drástica caída de las ventas en el negocio.

Empresarios locales estiman que hay 1,100 bodegas en Filadelfia, donde el 75 % es propiedad de la comunidad dominicana.

Ha pasado poco más de una semana desde que la Ciudad de Filadelfia emitió la orden de “quedarse en casa”, que instruyó a las empresas no esenciales a cerrar sus operaciones y prohibió las reuniones en público o en privado con muchas personas.

Según estas pautas, supermercados y bodegas como la de Peralta se consideran negocios que “sostienen la vida” de los residentes, porque ofrecen alimentos y otros servicios esenciales.

Pero algunos bodegueros del norte de Filadelfia temen que el brote de este coronavirus los obligue a cerrar sus negocios, al menos temporalmente.

Fuente Externa

Expresaron preocupación por los riesgos de salud que enfrentan sus empleados y por el costo económico que la pandemia está teniendo en el bolsillo de sus clientes, que enfrentan la pérdida de empleos y no tienen ingresos.

Peralta dijo que las ventas en su tienda han caído un 50 % en las últimas dos semanas.

A pesar de su ubicación (donde se detienen dos rutas de autobuses de SEPTA), le preocupa que la reducción de las horas de trabajo en la bodega, el cierre de la escuela técnica Dobbins (ubicada al otro lado de la calle) y la gran disminución en el uso del transporte público no le permita pagar a sus cuatro empleados ni sus facturas mensuales.

El empresario debe pagar US$767 a la semana en la hipoteca de su bodega y paga a cada empleado un promedio de US$130 por 12 horas de trabajo al día. Eso se suma a sus otras facturas de servicios públicos y al costo de la mercancía.

“Si no tenemos acceso a préstamos que garanticen nuestra sostenibilidad durante esta crisis, la mayoría de las bodegas cerrarán”, dijo detrás del mostrador, usando guantes y una máscara para atender a clientes. La historia completa dando clic aquí

Fuente Externa/The Inquirer/Tomado de Diario Libre


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